Se necesitan medidas legislativas adecuadas, pero también una formación eficaz.
Los días del lupara, las acciones violentas y los padrinos ocultos en el campo han quedado atrás.
Hoy en día, la mafia utiliza otras herramientas para conseguir sus objetivos, y está profundamente influida por la dinámica de la globalización y la evolución de las tecnologías.
Uno de sus espacios privilegiados es la
web profunda
donde la delincuencia organizada se mueve con gran destreza.
En resumen, «las mafias de la era moderna prefieren los teclados a las armas», entre otras cosas porque la Red ha abierto de par en par las puertas de infinitas posibilidades de acción», facilitando «a las organizaciones delictivas» la conexión de sus actividades con la ciberdelincuencia. Se ha convertido en una mafia que va al compás de los tiempos, o mejor dicho, que cabalga sobre los tiempos, aprovechando el impulso, y que en muchos casos se adelanta incluso a la «cultura» dominante.
Al fin y al cabo, Giovanni Falcone ya dijo que las mafias «siempre tendrán una larga ventaja sobre nosotros».
Relato de la evolución de las mafias es el libro El lado oscuro de las mafias. Contratación, cripto y ciberdelincuencia. Mafias ahora: más invisibles y poderosas firmado por varios estudiosos, entre ellos Antonio Nicaso y Greta Nasi, y publicado por la editorial milanesa Zolfo con un prefacio de Nicola Gratteri.
La publicación rompe la idea tradicional de la mafia, que durante años ha sido protagonista de las crónicas más atroces, pero también de libros y películas, y propone un nuevo modelo de mafioso, que conoce varios idiomas y hace malabarismos con criptomonedas, que gana contratos sin sobornar, que se mueve con habilidad en el complejo mundo de las finanzas.
Una revolución que, sin embargo, todavía no parece haber sido asumida no sólo por la opinión común, sino también por el poder legislativo, que sigue promulgando -según los dos autores- leyes obsoletas e inadecuadas para combatir un fenómeno tan complejo, a pesar de las numerosas alarmas que magistrados y expertos han hecho sonar a lo largo del tiempo.
El fiscal de la DDA de Reggio Calabria, Giuseppe Lombardo, por ejemplo, en la feria del futuro digital«We Make Future», celebrada en Rimini en junio de 2023, advirtió del adelantamiento tecnológico que han hecho las mafias.
«Las mafias van por delante», dijo Lombardo, «porque saben que tienen que invertir en nuevas tecnologías no sólo para comunicarse de forma especialmente segura, sino que saben que las nuevas tecnologías se aplican ahora a las transacciones financieras, sobre todo a escala internacional. Saben que invertir en el futuro significa anticiparse a toda una serie de tendencias que también implican planificar las nuevas actividades delictivas de los próximos años, por lo que están muy atentos a cuáles son los procesos evolutivos. Les interesan especialmente los nuevos programas informáticos, les interesan especialmente las comunicaciones encriptadas, saben perfectamente cuáles son los riesgos, y por eso también ponen en marcha toda una serie de expedientes que sirven para eludir las investigaciones». Por tanto, según el magistrado, también es necesaria una transformación por parte de quienes se dedican a hacer cumplir la ley.
En términos más generales, como leemos en el libro, lo preocupante es el cambio evolutivo que han experimentado las mafias. La ‘ndrangheta, por ejemplo, «se ha convertido en un holding criminal: ya no ataca frontalmente al Estado… Es una mafia silenciosa y omnipresente que contamina las economías legales, intoxicándolas con corrupción y blanqueo de dinero. Los tiempos que vivimos exigen la máxima resistencia de las fuerzas policiales, que deben adaptarse a escenarios delictivos que cambian rápidamente para maximizar los beneficios, aprovechando los avances tecnológicos, desde las criptomonedas hasta el Metaverso», declaró el Prefecto Vittorio Rizzi, ex Jefe Adjunto de Policía y Director de la DCPC.
El Fiscal Nacional Antimafia, Giovanni Melillo, también había subrayado la necesidad de «tener en cuenta la extraordinaria vitalidad de las técnicas de elusión de todos los controles vinculadas a la capacidad, no sólo de la delincuencia organizada mafiosa, de dotarse de tecnologías capaces de preservar su impenetrabilidad: plataformas encriptadas y recurso a la dark web para las comunicaciones telemáticas ordinarias, sofisticados sistemas de vigilancia electrónica de las zonas de interés, cuidado obsesivo del secreto de los movimientos y comunicaciones de los altos mandos de los grupos criminales».
Y, en la misma longitud de onda, el Fiscal General de Palermo también había expresado su esperanza de una rápida intervención legislativa para cumplir las peligrosas infracciones normativas:«Debemos actuar con rapidez en el frente de la web oscura, que estimula la voracidad de la Cosa Nostra y es terreno fértil para el tráfico de armas y la transferencia de criptodivisas con dimensiones inquietantes».
Cuestiones críticas en el plano jurídico El Dia subraya que las recientes actividades de investigación llevadas a cabo por el Servicio Central de Policía Judicial, así como por las delegaciones territoriales del Dia, «han revelado un uso creciente de criptoteléfonos por parte de individuos pertenecientes a bandas de delincuencia organizada de Campania, Calabria, Sicilia y también de matriz extranjera, en particular albanesa».
Esto hizo necesario remodelar las investigaciones «proporcionando actividades de investigación punteras y funcionales para poner en marcha servicios de escuchas telefónicas capaces de descifrar las conversaciones cifradas de los sospechosos». Una circunstancia que, sin embargo, ha puesto de manifiesto cuestiones críticas a nivel jurídico, dando lugar a un efecto dominó que inevitablemente afecta también a las actividades de investigación pasadas, presentes y futuras que «deben tener en cuenta las fuentes de pruebas útiles compartidas por las Fuerzas Policiales y las Autoridades Judiciales, pero que proceden de adquisiciones de investigación en otros países de la UE en los que, en materia de comunicaciones cifradas, rige una legislación diferente a la de nuestro país y que, por ello, obstaculiza involuntariamente la obtención de pruebas útiles a efectos de la culpabilidad de la persona investigada».
Se trata, por tanto, de un tema espinoso que se insinúa en la laguna de la ley, que ve, por un lado, la «necesidad de que los Estados miembros protejan a sus ciudadanos del tratamiento ilícito de datos que pueda menoscabar el disfrute de los derechos fundamentales; por otro, el respeto a la intimidad, para evitar actividades indiscriminadas de investigación que puedan recoger también conversaciones de terceros que no sean útiles o inútiles».
En resumen, el tema es espinoso y complejo y, sin duda, para quienes estén interesados en profundizar en él, este libro ofrece interesantes reflexiones y conocimientos.
Sin embargo, no hay que cometer el error de pensar que el tema es sólo cosa de iniciados o de autoridades investigadoras, porque las víctimas últimas siguen siendo los ciudadanos y las empresas, su dinero y sus datos.
Por lo tanto, aunque esperamos que las autoridades refuercen sus herramientas de defensa, cada uno de nosotros, especialmente como parte de una empresa u organización, deberíamos hacer nuestra parte desarrollando una mayor conciencia de las posibles implicaciones de cualquier acción que se realice en línea.
Esto sólo es posible mediante una formación de calidad, que incluya una formación continua modelada según los desarrollos más avanzados del mundo cibernético. Esto último, ahora lo sabemos, evoluciona y cambia constantemente, y una formación eficaz debe seguir el ritmo de los riesgos diarios que todos corremos.