Segunda cita con Maurizio Zacchi (aquí está disponible la primera entrevista), director de la Cyber Academy de Cyber Guru.
«El punto fuerte de una formación empresarial en ciberseguridad eficaz —explica Maurizio Zacchi, director de Academy Cyber Guru — es generar cambios sustanciales y permanentes en el comportamiento de los empleados, ya que hay que tener en cuenta que es precisamente el factor humano el punto débil a través del cual la ciberdelincuencia logra traspasar las barreras de protección».
Más que preocuparnos por el contenido de lo que se enseña, es importante verificar el nivel de aprendizaje y, de este modo, comprender si la enseñanza llega realmente y de la manera correcta a su destino. Es decir, si generará modificaciones sustanciales y permanentes en los comportamientos. Por lo tanto, lo que importa es cómo de efectivo es el método de enseñanza y si garantiza que la materia objeto de enseñanza se consolida en los hábitos de los “alumnos” y se convierte en una parte integral de la actitud digital de cada individuo».
Para llegar a este resultado es necesario basarse en las teorías más innovadoras sobre el aprendizaje. Entre ellas está sin duda la de la «carga cognitiva», desarrollada a finales de los años 80 del siglo XX por John Sweller y que reconstruye la forma en que aprendemos, al destacar la importancia de armonizar el aprendizaje con la arquitectura cognitiva humana. Por carga cognitiva se entiende el esfuerzo empleado en la memoria de trabajo, lo que a su vez está relacionado con la cantidad de información que la memoria de trabajo puede almacenar en un determinado momento. De hecho, la memoria de trabajo tiene una capacidad limitada, de ahí que los métodos educativos deban evitar sobrecargarla con actividades que no contribuyen directa y eficazmente al aprendizaje.
Nuestro espacio mental es como la memoria de un ordenador: si se llena demasiado se ralentiza
«En primer lugar —explica Zacchi— hay que tener en cuenta que la formación en ciberseguridad está dirigida a adultos, los cuales, debido a que ya tienen una vida cotidiana sobrecargada de compromisos mentales, corren el riesgo de contar con poca energía y disponibilidad para dedicarse a la formación».
De hecho, según la teoría de la carga cognitiva, todo sucede dentro de un contenedor que es nuestra «memoria de trabajo». Es algo así como la memoria de un ordenador; si la sobrecargamos, el dispositivo se bloquea. Nuestro cerebro funciona en cierto modo de la misma manera. Por ello, hay que tener en consideración la disponibilidad de «memoria» que se puede utilizar para transmitir nuevas nociones. Seguir vertiendo en un contenedor que ya está lleno no aporta ningún beneficio.
«La memoria de trabajo —continúa Zacchi— debe relacionarse continuamente con la memoria a largo plazo, una relación que una buena formación debe saber gestionar de la manera más eficiente. Para ello, debemos saber cuáles son los elementos que pesan sobre la memoria de quien debe aprender y qué hay que hacer para optimizar todo el proceso de aprendizaje».
La formación adecuada es breve y está focalizada
Por lo tanto, una formación eficaz se divide en varias partes pequeñas («microlearning») y se focaliza de forma espaciada en un solo tema (módulos autoconsistentes). Esto se debe a que el cerebro tiene mayor capacidad de aprendizaje si no está sobrecargado y si puede concentrarse en un solo enfoque.
De tal modo, es mucho mejor realizar varias lecciones pequeñas de unos pocos minutos repartidas a lo largo del año que ocho horas seguidas en una sola jornada.
«Una formación —comenta Zacchi— concentrada en un corto plazo de tiempo puede parecer más fácil de organizar en comparación con un programa formativo extendido a largo plazo y con una lógica de formación permanente. Pero los resultados son radicalmente diferentes. Con la primera opción, en la mayoría de los casos, la información se perderá y se olvidará; con la segunda, se convertirá en un enfoque conductual que tendrá repercusiones concretas en la seguridad de la empresa».
