El viejo mito de la privacidad doméstica cede ante las miradas indiscretas de la Red.
De un nido de descanso e intimidad, protegido de la mirada del mundo, a un lugar que nos expone a miradas indiscretas a la caza de nuestros secretos. De las tradicionales cuatro paredes impenetrables para los extraños a un espacio con vistas al mundo en gran parte desconocido de la red. Ésta es la metamorfosis (o evolución, según se mire) que está experimentando el concepto tradicional de «hogar», ahora cada vez más «inteligente».
Al fin y al cabo, que levante la mano quien no esté sometido a la fascinación de la tecnología y las herramientas de inteligencia artificial.
Sobre todo en el hogar, donde ahora basta con pulsar un botón o emitir una orden de voz sin ni siquiera levantarnos del sofá para liberarnos de las molestias de muchas tareas cotidianas: poner en marcha la lavadora, encender la televisión, manejar la calefacción incluso a distancia, etc.
Un ahorro de tiempo y energía que nos permite, sobre todo en los momentos de relax, dedicarnos a actividades más placenteras y gratificantes.
En resumen, el hogar inteligente es sin duda un sueño moderno y, al parecer, al alcance de muchos ya que, según un informe reciente de la empresa de seguridad Bitfinder, «un hogar medio tiene 21 dispositivos conectados en su casa».
Esto puede parecer una buena noticia porque indica hasta qué punto la gente se mantiene al día con la tecnología y la innovación.
Pero, al mismo tiempo, Bitfinder sugiere que también debemos considerar la otra cara de la moneda:el riesgo de violación de la intimidad y el aumento de la vulnerabilidad a los ciberataques a los que estas conexiones someten nuestra vida privada.
Según el informe, las redes domésticas sufrieron una media de más de 10 ataques cada 24 horas a dispositivos en el hogar durante el año pasado, frente a los 8 ataques del año anterior.
Según el análisis, los televisores inteligentes presentaban el mayor número de vulnerabilidades descubiertas (34%), seguidos de los enchufes inteligentes (18%) y las cámaras de videovigilancia (13%).
La discrepancia entre la vulnerabilidad de los televisores y la de otros dispositivos sugiere que los televisores pueden poseer sistemas intrínsecamente complejos o enfrentarse a retos de seguridad únicos que dan lugar a más vulnerabilidades por dispositivo.
El 99,3% de los intentos de explotar dispositivos conectados se basan en vulnerabilidades y exposiciones comunes ya conocidas y resueltas, «lo que demuestra la importancia de aplicar correcciones de seguridad y utilizar el software más reciente«, señala la empresa de ciberseguridad.
De hecho, el elevado número de vulnerabilidades en los televisores subraya la necesidad de medidas de seguridad sólidas en la electrónica de consumo, especialmente si se tienen en cuenta los riesgos potenciales asociados a dispositivos que a menudo tienen acceso a información sensible, tienen una larga vida útil y están estrechamente integrados con componentes sensibles de la red doméstica (como los dispositivos Nas u otros medios de almacenamiento masivo).
¿Cómo protegerte?
Por tanto, es primordial conocer las herramientas para defenderse de estos riesgos. La concienciación y la formación adecuada siguen siendo las dos armas más eficaces.
Además de éstas, es bueno seguir una serie de recomendaciones.
- Asegúrate siempre de que el software de los dispositivos está actualizado a la última versión.
- No utilices productos que ya no reciban soporte de sus fabricantes y que ya no puedan actualizarse.
- Desactiva las funciones que no necesites.
- Si no utilizas micrófono ni webcam en tu Smart TV, desactívalos y reactívalos sólo cuando sea necesario. Si no tienes que realizar transacciones de pago automáticas con un dispositivo, evita proporcionar información sobre tarjetas de crédito y monederos electrónicos.
- Ten siempre cuidado con los datos personales, confidenciales o incluso sensibles, «datos especiales» según la definición del GDPR, que el dispositivo capta y comparte en la red.
- Cuando la configuración lo permita, establece siempre una conexión cifrada. Desconfía de los dispositivos que no permiten este tipo de comunicación y que transfieren la información «en claro».
- Cambia las contraseñas por defecto por contraseñas seguras. No todos los sistemas IoT permiten el uso de caracteres especiales, pero casi todos permiten combinaciones de caracteres alfanuméricos, mayúsculas y minúsculas, y números. Por tanto, intenta crear combinaciones que no sean fáciles de adivinar.
- Cambia algunos de los ajustes por defecto del fabricante, cuando sea posible, como el nombre con el que se presenta ese aparato en la red o el puerto de comunicación. Para protegerte, es mejor que inviertas algo de tiempo en comprender el significado de algunos campos de configuración.
- Procura no dejar desatendidos los dispositivos transportables. El robo podría provocar la pérdida de datos personales, especialmente si el acceso al dispositivo no está adecuadamente protegido.
- En el caso de los dispositivos domésticos, recuerda que éstos se conectan a la red mediante el router, al que, en la mayoría de los casos, se conectarán mediante Wi-Fi. Recuerda siempre la importancia de configurar el router doméstico para adaptarlo a la configuración establecida por el fabricante o el proveedor de servicios de red. En particular, se considera una medida esencial cambiar las credenciales de acceso, especialmente la contraseña.
- Por último, ten cuidado con el mantenimiento. En este mercado concreto existe la tendencia a lanzar continuamente nuevos modelos, lo que lleva a muchos fabricantes a no mantener los modelos más antiguos. Las búsquedas regulares en Internet, con referencia a los sitios de los fabricantes, pueden ayudar a comprobar si las actualizaciones y la asistencia siguen activas. Desconfía de los fabricantes que no tengan sitios de Internet bien estructurados.
En general, conocer los riesgos de utilizar estas herramientas es esencial para no correr malas aventuras.
Ten siempre mucho cuidado con lo que haces en Internet, sobre todo si puede poner en peligro datos sensibles.
Sin duda, una casa inteligente puede ser muy cómoda y proporcionarnos comodidades impensables hace sólo unos años, pero para disfrutarla de verdad, es necesario adquirir la postura digital adecuada mediante una formación específica y de calidad.